3.17.2010

Los amigos y enemigos juntos en el cultivo

Ya hablamos de ciertas formas de "mantener a raya" a las plagas con algunos remedios caseros. También existe la afirmación "lo mejor contra las plagas es no hacer nada en contra de ellas".  Entonces pensarán que me volví loca, pero esto es válido siempre y cuando mantengamos un cultivo lo más variado posible.  Existen plantas aromáticas que son repelentes y pueden estar estratégicamente colocadas en el huerto. Actuar de esta manera permite el ir restableciendo un equilibrio entre organismos benéficos y dañinos.
Esto es, cada especie tiene su depredador, y teniendo una gran variedad de especies en los cultivos, permitimos que se acerquen los "malos y los buenos organismos".  Esta medida se le llama recuperar un ecosistema maduro, que no se restablece de la noche a la mañana, pero siguiendo con algunos remedios preventivos, repelentes y dejando que las plagas se equilibren, podremos dentro de algún tiempo lograr éxito.  Todo esto es con el fin de que estemos concientes que al meter algún "veneno" para librarnos de una plaga en específico, también estamos matando a otros organismos que son benéficos. Esa es una triste realidad en la ciudad de México, donde mis recuerdos de infancia me llevan a árboles repletos de catarinas, ahora es difícil encontrar alguna.
Tenemos insectos amigos como  la catarina, las avispas, abejorros, arañas que son depredadores de otros nada  amigables como lo son, el pulgón, la mosca blanca, los ácaros, etc.

3.09.2010

Acuaponia

Acuaponia es la técnica donde se combina la acuicultura (crianza peces) y el cultivo sin suelo (hidroponia). En términos generales, es utilizar el agua del estanque donde se crian los peces, para alimentar un cultivo de riego hidropónico.
Es una simbiosis fantástica, donde el resultado es agua limpia para los peces, y fertilizante para las plantas. El desecho de los peces, es rico en nitrógeno, elemento básico para el desarrollo de las plantitas. Todo suena bien hasta aquí, y bastante sencillo, pero existen también algunos conceptos que tienen que ver con el ciclo del nitrógeno, y un elemento indispensable para que este sistema funcione: el filtro biológico, que permite se cree un pequeño ecosistema.
Les dejo un enlace de un excelente bloguero que implementa esta técnica en forma casera y amablemente nos regala su sabiduría y experiencia. También enlace a una página interesante sobre la técnica en inglés.



Cómo funciona un sistema acuapónico

Aquaponics in action

2.10.2010

Plaguicidas y fungicidas naturales




Prevención lo mejor. Vigilar constantemente nuestros cultivos antes de que haya una infestación de alguna plaga. Espaciar suficientemente las plantas para evitar que demasiada población provoque la llegada de hongos, por falta de aireación entre ellas.

Lo primero que deben tener en cuenta es que la clave para ganar la guerra contra los hongos o plagas es la prevención. Una vez una planta contrae un hongo o es atacada por plagas, es muy difícil curar la infección mediante la adición de cualquier sustancia química. Lo mejor que se puede hacer es eliminar las partes enfermas de la planta o eliminar la planta completa si ya es muy tarde ( si dejamos las partes enfermas o la planta enferma esta infectará plantas sanas).


Fungicida y repelente mosca blanca, pulgón, araña roja.
Un litro de agua, 3 cabezas de ajo, 5 gramos de chile (entre más picante mejor). Licuar y fumigar.

BICARBONATO SÓDICO.
Fungicida contra antracnosis, tizón, mildíu, oídio. Mezclar en 4 l de agua una cucharada de bicarbonato y 2,5 cucharadas de aceite vegetal, batir y añadir media cucharadita de jabón natural (de sosa o potasa).

Aplicar cada 5-7 días hasta la desaparición de los síntomas.

CALDO BORDELÉS.
Fungicida tradicional contra el mildíu y botritis. Muy usado en el cultivo de la vid.

Se prepara con 100 g de sulfato de cobre, 17 g de cal viva (óxido de cal) y 10 l de agua en dos recipientes de plástico (nunca aluminio). Primero se disuelve el sulfato en 1 l de agua. Como el sulfato diluido tiende a irse al fondo, se suele meter en una bolsa de tela y se cuelga casi en la superficie del agua. Luego se apaga la cal viva con 0,8 l de agua (¡cuidado, quema!) y se deja hasta que se enfríe. Después se añaden 8 l de agua y se filtra para que no atasque el pulverizador. Por último, cuando se vaya a usar, se mezclan ambos líquidos y hay que usarlo inmediatamente, no se puede guardar. Se pueden guardar los dos líquidos sin mezclar.

Se pulveriza, mojando bien toda la planta, cada 15 días.

COLA DE CABALLO (EQUISETUM ARVENSE).
Contra el pulgón y para prevenir hongos. Se ponen a remojo 100 g de plantas frescas en 1 l de agua durante 24 horas. Luego se hierve unos minutos, se deja enfriar y se filtra. Se diluye en agua en proporción 1:5. Se debe aplicar en tiempo seco y soleado, de primavera a verano.


Este es el listado de productos permitidos para el control de plagas y enfermedades en agricultura ecológica (Anexo B, Reglamento CEE 2092/91).

Otras sustancias han sido prohibidas a partir del 31 de marzo de 2002, como la nicotina.

2.08.2010

Ventanas productivas








Siguiendo con el tema del recicle, hay muchas formas de aprovechar el PET, basta usar la imaginación, las técnicas de cultivo, de riego y podemos lograr además de estética, un área productiva en casa.

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Windows Farms

Hay manuales (en inglés pero con lo gráfico se entiende bastante)

Manual 1 en pdf

La basura y su composteo


La lombriz de tierra.

La basura de nuestras cocinas y jardines, es potencialmente uno de los mejores fertilizantes para nuestros cultivos. La lombriz de tierra, que a muchos les causa cierta desconfianza y en algunos casos hasta asco, es un ser extraordinario. No ha cambiado desde hace miles de años, básicamente porque su funcionamiento es perfecto, además de ser uno de los mejores amigos de la tierra.
Se alimenta de materia orgánica en descomposición y el resultado de ese proceso digestivo va acompañado de un material rico en nutrientes y microorganismos benéficos para la fijación del nitrógeno en el suelo, lo que a su vez provoca que las plantas se desarrollen sana y vigorosamente.
No toda la basura que sale de nuestras cocinas es buena para la lombriz, hay que saber separar y compostear adecuadamente.

Muy interesantes artículos sobre el tema y esta simpática amiguita.

Compostaje urbano
Here´s the dirt

Hidroponia vs Orgánico.


Natural o Artificial. Ese es el primer argumento o "encontronazo" que tienen estas dos formas de cultivo. Para entenderlo mejor reproduzco un artículo del maestro Antonio González de la Facultad de Ciencias de la Unam, quien desde hace años, impulsa la hidroponia.
Dos técnicas, que a mi parecer, no deben de estar en contra sino ser aliadas y complementarse.
¿Artificial o natural? ¿Químico u orgánico?

Antonio González Guzmán
Taller de Hidroponia
Facultad de Ciencias, UNAM


Cuando hace miles de años a alguien se le ocurrió sembrar una semilla, se inició la creación de condiciones artificiales para la vida vegetal. El hombre recolector dio paso al hombre agricultor creando condiciones artificiales para las plantas. Nunca en la naturaleza antes del hombre algún otro ser vivo había limpiado un campo de cultivo de otros vegetales para que sólo uno creciera. Las plantas siempre estuvieron a merced de las lluvias hasta que el hombre llevó el agua a las plantas para no depender del clima inventando el riego. Nunca una planta había evolucionado tan rápidamente como cuando el hombre empezó a seleccionar los ejemplares de los vegetales reproduciendo los que mejor le servían. Así fue que el hombre creo al maíz, al trigo, al arroz y otros cereales, que no existen de manera silvestre. Las primeras modificaciones genéticas a los organismos comenzaron hace más de 10 mil años cuando el hombre se hizo sedentario, agricultor y ganadero. El maíz moderno es una monstruosidad biológica, no se puede reproducir por sí solo. Subsiste gracias al hombre.
La tecnología para reproducir en condiciones artificiales los vegetales de los que dependemos, ha ido variando a lo largo de la historia de la humanidad. Seguramente al principio sólo se arrojaban semillas donde se deseaba que crecieran los cereales. Miles de años después, se limpiaban los campos de otras plantas, se araban, se sembraban, se regaban y se fertilizaban. En el Nilo la fertilización corría a cargo del limo depositado en las inundaciones anuales por la crecida del río. Lo mismo sucedía en las culturas que se desarrollaron en Mesopotamia. En México, se creaban condiciones todavía más fuera de lo que se da en forma silvestre con la técnica de las chinampas. Literalmente, sobre el agua se producía el alimento para cerca de un millón de personas que poblaban el valle de México a la llegada de los españoles. Todavía se siguen practicando estas técnicas que en su época fueron las que posibilitaron la agricultura más productiva del mundo y hoy sigue siendo de las más redituables.
La agricultura no ha dejado de ir buscando y encontrando tecnologías que le permiten obtener más con menos. El arado, las chinampas, el riego, la fertilización, la selección han sido inventos basados en el conocimiento empírico y mantenidos por la tradición, mejorados de vez en cuando por la inventiva del hombre.
Con la llegada de la ciencia a la cultura humana, la tecnología para aumentar la productividad de los cultivos se potenció de manera impresionante. Las teorías sobre la vida, en particular la vegetal y los descubrimientos de la química sobre qué están hechas las cosas, cambiaron radicalmente las ideas sobre la vida vegetal dejando las explicaciones aristotélicas y entrando al conocimiento objetivo, despojado de explicaciones místicas y teorías falsas.
Por ejemplo, con los avances de la química, se supo que el estiércol con el que se habían abonado los campos por miles de años, no se requería como tal, sino que éste contenía algo que era lo que tomaban las plantas después de ser descompuesto por hongos y bacterias microscópicas. Se averiguó que era el nitrógeno, el mismo que forma la mayor parte del aire, que combinado con oxígeno o con hidrógeno, es uno de los principales componentes de las plantas y lo buscan ávidamente en el suelo. Así fue que en lugar de aplicar muchas toneladas de escaso estiércol a pocos campos de cultivo ahora se podían aplicar compuestos nitrogenados a extensiones mucho mayores y a un costo menor. El lento paso seguido en los miles de años anteriores de agricultura se aceleró notablemente con los descubrimientos científicos.
La genética mendeliana permitió crear nuevos vegetales en pocos años a diferencia de los miles que había tomado antes seleccionar variedades. El vigor y la productividad de los híbridos sorprendió a una humanidad que no dejaba de crecer y de demandar cantidades en aumento de alimento.
Como se puede apreciar en este breve vistazo a la historia de la agricultura, desde su comienzo mismo el camino que ha seguido es ir creando condiciones artificiales para los organismos vivos de los que nos alimentamos. De acuerdo a la tecnología de cada época estas condiciones se han apartado más o menos de lo silvestre. En los años recientes se han desarrollado técnicas que llevan esto hasta extremos nunca antes vistos.
Se trata de las técnicas hidropónicas de cultivo. Desde la segunda mitad del siglo XIX, los fisiólogos vegetales encontraron que las plantas requieren de unos pocos elementos y también las cantidades en las que los necesitan. Si estos elementos se les dan disueltos en el agua de riego, no es necesaria la tierra para cultivarlos. Es más, sin la tierra es posible lograr un control mucho mayor de la nutrición vegetal y resultados mejores que los obtenidos con las técnicas tradicionales.
Así nació el cultivo hidropónico. El significado de la palabra es cultivo o labor en agua, hidros, agua, ponos, labor o cultivo. Los requerimientos de las plantas, agua, luz, minerales, aire y sostén, se les pueden proporcionar de cualquier manera que se le ocurra a uno. Por ejemplo es posible cultivar lechugas en tubos de PVC sin tierra alguna. O cultivar jitomates en bolsas de plástico con tezontle regados varias veces al día con sistemas automáticos por goteo.
Las ventajas que tienen estas técnicas casi del todo artificiales es que se logra una productividad mucho mayor que la que se puede lograr con las técnicas tradicionales. Por poner sólo un ejemplo, si en el cultivo tradicional se logran del orden de 30 toneladas de pepino por hectárea por año, cultivándolos en invernaderos con técnicas hidropónicas pueden lograrse 300 toneladas por hectárea por año. Con otros vegetales sucede algo semejante.
No sólo se logra una mayor producción, sino que también la calidad de los productos es superior. Por ejemplo, las lechugas que producimos en el taller de hidroponia de la Facultad de Ciencias se riegan con agua potable, no aguas negras como sucede en otros lugares. Gracias a las estructuras y mallas anti insectos no aplicamos insecticidas por lo que estas plantas están libres de patógenos y de sustancias tóxicas. Como su nutrición es óptima, su sabor, apariencia y conservación son muy buenas. Además desde el punto de vista ambiental, el consumo de agua es muy bajo, como diez veces menor que en el cultivo tradicional, por lo que un recurso que es cada vez más escaso como el agua se aprovecha de forma óptima.
Otra ventaja que podríamos mencionar de esta técnica de cultivo sin tierra es que posibilita convertir lugares que uno jamás se imaginaría que fuesen adecuados para producir alimentos, como las azoteas de nuestras casas, en lugares donde se pueden cultivar muchos tipos de vegetales. En lugar que el paisaje de las azoteas sean colchones inservibles, triciclos viejos, huacales de fruta medios rotos, ganchos de ropa doblados y en fin, todo lo que ya no nos sirve y no sabemos cómo deshacernos de ello, podríamos tener áreas verdes productoras de alimentos.
Desde luego que también tiene sus desventajas. La primera que podríamos mencionar es su costo. En lugar de tierra se requieren sistemas de cultivo que en muchos casos tienen partes hidráulicas para el riego o la recirculación de la solución, partes neumáticas para oxigenar las raíces de las plantas, partes eléctricas para los sistemas de bombeo, partes electrónicas para el control automático, lo cual, sale relativamente caro. En realidad no lo es tanto, porque con la altísima productividad que se logra, la inversión se recupera rápidamente y planeando las inversiones se puede empezar con poco e ir creciendo. Además la operación e instalación requiere de conocimientos de distintos campos, que van desde la biología para entender la fisiología de las plantas, hasta las instalaciones hidráulicas, pasando por un poco de química.
A veces se escuchan objeciones a las técnicas hidropónicas que parten de contraponerle el cultivo orgánico. Se le objeta que se usan fertilizantes químicos en lugar de orgánicos y que lo “natural” siempre es mejor que lo químico o artificial. Han sido tantos los abusos que las industrias químicas han cometido que su mala fama se ha combinado con el prejuicio y el desconocimiento de la fisiología vegetal para producir algunas ideas que considero erróneas.
Es ya bien conocido por los científicos que han estudiado la fisiología vegetal que sólo son 14 elementos los que las plantas necesitan del suelo y que los absorben de forma mineral y raramente en forma orgánica. Pongamos como ejemplo una composta hecha con restos vegetales usada como fertilizante y las sales inorgánicas usadas en los fertilizantes hidropónicos y limitémonos a ver qué pasa con el nitrógeno. En los restos vegetales compostados los microbios de suelo los han degradado hasta reducirlos a compuestos de los que ya no es posible extraer energía. Las formas que toma en nitrógeno en una composta bien madura son nitrato, amonio, urea o aminoácidos, estos últimos muy escasos porque los microbios de suelo los usan para sí. Las moléculas grandes no pueden traspasar las membranas de las células de las raíces por lo que el nitrógeno en su mayor parte sólo entra como iones nitrato o amonio. No existe ninguna diferencia entre el nitrato que proviene de la degradación de la hojarasca o del estiércol de vaca o de un cadáver, del nitrato que proviene del aire producido con descargas eléctricas en una fábrica. Todos los iones de nitrato, independientemente de su origen son idénticos. Lo mismo sucede con el ión amonio. Podría decirse entonces que la diferencia está en los aminoácidos que la planta puede absorber del suelo cuando se fertiliza con materia orgánica degradada, pero los fisiólogos vegetales saben desde hace mucho tiempo que las plantas tienen toda la maquinaria bioquímica necesaria para producir sus aminoácidos y todas las sustancias orgánicas que les permiten vivir y desarrollarse plenamente. A esto los científicos le llaman autotrofismo. Las plantas no requieren más que de minerales, agua y aire para existir.
En el cultivo tradicional, donde las plantas crecen en la tierra y se nutren de ella, muchos microorganismos resultan muy útiles y a veces indispensables para su existencia, pero no porque per se sean necesarios sino porque la tierra es un medio sumamente complejo, una mezcla de miles de componentes tanto químicos como biológicos y ciertos nutrientes sólo son asimilables gracias a que los microorganismos los liberan del suelo.
En un cultivo hidropónico, todas las inconveniencias que puede tener la tierra para que las plantas se nutran se eliminan escogiendo adecuadamente los sustratos y aplicando directamente los minerales requeridos disueltos en el agua.
Por tanto, desde el punto de vista de la calidad de un producto hidropónico contrapuesto a uno orgánico, no hay diferencia. Tan bueno puede ser uno como el otro. Con la ventaja de que el cultivo hidropónico puede ser mucho más productivo que el orgánico.
Respecto al impacto ambiental que tiene el cultivo tradicional con fertilizantes químicos contrapuesto al cultivo orgánico ahí sí reconozco una diferencia. Otra vez usemos el ejemplo del nitrógeno. Muchos de los fertilizantes que se aplican a la tierra se aplican en dosis muy altas porque el agua de riego o la de la lluvia disuelve los nitratos y éstos no son fijados al suelo como pasa con otros nutrientes como el fósforo o el potasio y el agua que los contiene se infiltra al subsuelo. Luego esta agua es extraída de pozos o bien sale de nuevo a la superficie en manantiales ya enriquecida en nitratos. Si se bebe de esta agua por periodos prolongados, se ha demostrado que la incidencia de ciertos tipos de cáncer se aumenta, por lo que este lavado de fertilizantes puede ser un problema de salud grave.
El problema no está en que en alguna fábrica se haya producido el nitrato sino en que la técnica de fertilización y de riego propicia un problema de contaminación. Las técnicas de cultivo hidropónicas hacen un uso mucho más eficiente de los fertilizantes y en varias técnicas la infiltración de nitratos al subsuelo no existe porque las soluciones de riego están siempre confinadas en sistemas cerrados.
Otro argumento que se da es la sustentabilidad de la fertilización con químicos industriales. Es claro que hay muchos problemas ambientales derivados de las técnicas de fertilización y de riego actuales. Los problemas ambientales ocasionados pueden destruir a la naturaleza y algún día, de seguir las cosas como van, no sólo no se podrán sustentar las técnicas de cultivo sino tampoco toda la civilización. Por eso se requieren técnicas más avanzadas y la hidroponia es una excelente alternativa. También es necesario decir que no existe composta ni estiércol suficiente en el mundo para producir alimento para los 6 mil millones de humanos que habitamos el planeta. No podemos alimentarnos sin los fertilizantes químicos. Lo que no sería sustentable es producir todo el alimento usando únicamente fertilizantes orgánicos.
Un argumento más que se da en contra del uso de fertilizantes químicos es que se producen en fábricas que son altamente contaminantes y que usarlos propicia la existencia de estas industrias y que sigan contaminando. Este problema no es de técnicas de cultivo sino un problema social que tiene que ver con la voracidad de algunas empresas que ponen por delante del cuidado del ambiente su obtención de ganancias. Lo malo no son los nitratos sino la falta de aplicación de las leyes ambientales o que éstas no son lo suficientemente estrictas.
En la actualidad sólo una pequeña parte de productos agrícolas se producen de forma orgánica y para un mercado de élite en los países desarrollados, o bien para el autoconsumo de los campesinos que utilizan técnicas ancestrales, en muchos casos de muy baja productividad.
En resumen, no se puede afirmar que los productos orgánicos sean distintos ni mejores o peores que los producidos hidropónicamente con fertilizantes químicos. Son sólo técnicas distintas de cultivo, que ambas buscan impactar lo menos posible en el ambiente.
Un comentario final sobre algunos “químicos” que han causado mucho daño al ambiente y a la salud de la gente: en la agroindustria moderna se utilizan grandes cantidades de plaguicidas y de fungicidas muchos de ellos sumamente tóxicos. Y se aplican a los alimentos que nos comemos. A veces los fabricantes nos dicen que son inocuos si se utilizan bien, pero hay muchos casos documentados que muestran que su interés económico sesga u oculta la información para hacerlos aparecer inofensivos. Con la altísima productividad que se logra en los sistemas hidropónicos es posible proteger los cultivos no con este tipo de agroquímicos sino con técnicas mucho menos nocivas para la salud de los trabajadores agrícolas, de los consumidores y del ambiente como son los invernaderos que permitan dejar a las plagas fuera.

Reciclando





Mucha de la basura que resulta de nuestros hábitos consumistas puede ser utilizada para contenedores en la hidroponia. El PET de las botellas resultan muy útiles, ya que tienen un diseño y el material ideal para contener sustrato o solución nutritiva en caso de hidrocultivos caseros. Sólo hay que cortarlos y darles una mano de pintura para evitar que el sol dañe las raíces de nuestras plantas.